RUTA POR LAS LAGUNILLAS DE GREDOS
El
pasado 22 de septiembre domingo, un numeroso grupo, soci@s y simpatizantes de
ARDEIDAS, organizaron una ruta poco
conocida (pero no por ello menos atractiva) por la sierra de Gredos: La ruta de las Lagunillas. La crónica está
realizada por Antonio Alía y a través
de las fotos nos dan mucha pero que mucha envidia sana.
Os
dejo con la crónica y las fotos, que no tienen desperdicio. Además podéis ver una ampliación de las mismas en el enlace:
Difícilmente podíamos imaginar que tanta gente no tuviese
otra cosa mejor que hacer en un domingo de ferias de septiembre que ir a
perderse por la sierra de Gredos en busca de “Las Lagunillas perdidas”.
La jornada empezó, como muchas otras en la puerta de la
Ilta, a las siete de la mañana para dirigirnos en varios coches hacia el punto
de partida: Navalperal de Tormes. Parada obligada para comprar pan tierno, pero
al estar los despachos de pan cerrados hicimos tiempo tomando un café unos y un
chocolate calentito otros ya que la mañana se presentaba fresca, 6,5º en la vaguada del Puerto del Pico.
Una vez en el aparcamiento de Navalperal, los 38 que fuimos
entre jóvenes, menos jóvenes y niños, hicimos acopio de todo lo necesario para
la larga jornada que teníamos que afrontar. Foto obligada de grupo y en marcha
con forros polares y distintas prendas de abrigo que nos aislaban del frío
mañanero. Prendas de las cuales nos fuimos despojando a medida que la primera
rampa reclamaba su parte de esfuerzo.
Larga y angosta ruta hasta las Lagunillas que logramos
encontrar gracias al GPS de Juan José Alarcia porque la ruta carecía de los
hitos o indicaciones necesarias para poder orientarnos. Perdidos por sendas de
ganado de dónde saltaban algunos machos de cabra montés y ralentizada la marcha
por los piornos, el grupo se dividió en dos: los que iban a buscar la ruta y
los que se guiaban por el GPS y un poco de sentido común.
Afrontando las fatigosas rampas
|
Finalmente, tras una agotable caminata y tras haber perdido
el rumbo un par de veces, logramos
encontrar la primera laguna y el ánimo nos invadió con la esperanza de la
belleza que podían ocultar las otras Lagunillas...nuestro gozo se vio truncado
porque, cuando llegamos al circo glacial, el agua había desaparecido y sólo
quedaba un prado horadado por cursos secos de agua y pequeñas pozas de agua
fría llenas de ranas y renacuajos...
El sol, que hasta ese momento nos había quemado los brazos y
piernas, se ocultó entre algunas nubes y nos dio el descanso necesario para
poder comer; unos a la sombra de un roquedo y otros tumbados al borde de una
charquita...tres fueron los valientes que se sumergieron en las gélidas aguas
de una charquilla, aún más alta, que les quitó el sudor y el polvo del camino.
El descanso duró poco para poder emprender la marcha de
regreso. Y en el momento de la partida se formaron tres grupos: el primero
decidió bajar por la senda de las Cinco Lagunas ya que se antojaba, de
antemano, más fácil. Otro grupo de cuatro decidió bajar por la misma ruta
haciendo parada en la Lagunilla, que no habíamos visitado anteriormente, y el
tercer grupo más numeroso decidió volver por donde habíamos ido: por la cuerda
de la ladera.
A las seis llegaron al parking de Navalperal los cuatro
primeros caminantes, dos de los cuales no dudaron en quitarse el sudor y el
polvo del camino en agua del río antes de quitarse el polvo de la garganta en
el bar del merendero. Los demás fueron llegando poco a poco. Los últimos, los
más pequeñitos, quienes fueron recibidos con aplausos, y sus padres, llegaron
hora y media más tarde.
Nuestra épica jornada empequeñeció ante la gesta de un
ciclista alemán, que descansaba en el merendero, y, que había empezado su ruta en Alemania y
tenía como meta las islas Canarias.
¡Buena ruta!
Antonio Alía Portela
No hay comentarios:
Publicar un comentario